La mejor de las estrategias es aquella que es ejecutable. Y para ello hay que articularla a través de un proceso riguroso, ilusionante y formativo en el que se involucre a los directivos que después habrán de ejecutarla. La atención a la creación de modelos de negocio que sean estructuralmente superiores a los de la competencia es algo esencial, junto a la creación de una oficina de cambio que coordine y gestione el proceso de cambio estratégico.